sábado, 28 de febrero de 2009

Mi deportación (III)

Me siento. Me relajo. Asumo que voy a volver a España deportado en un avión y dejando a mi familia en Argentina. La chica de la Aerolínea me dice que para la deportación tendré que utilizar el billete que me queda de regreso para dentro de 15 días, lo que me dija sin ningún billete y en una tesitura de tener que comprar otra vez los 2 (ida + vuelta) aparte de los cientos de euros tirados por el retrete del regalo de mis suegros. Se me empieza a plantera otro problema, necesito comprar otros billetes urgentemente para cruzar por tercera vez el cahrco en menos de 2 días.

Estoy cerca de 1 hora pensando en estas y otras cosas. Son las 17:30 del sábado hora de Argentina, mi vuelo sale a las 02:30. Veo que la chica que me ha dicho que no me mueva de la sala y que esté localizable visualmente en todo momento está haciendo el cambio de turno, aprovecho el despiste y salgo echando Patas (homenaje a Eduardo Madrid- Cuenca, 1974). Localizo un puesto de internet que va a pedales, pero no consigo encontrar vuelos por debajo de 1.800€ (glups)...

Hay que pensar que yo tenía que volver sí o sí, no sólo por no dejar tirada a la gente, sino porque el plan de viaje por toda Argentina estaba hecho y había ciertos hoteles reservados y pagados, por lo que no sólo perdería el importe de un Madrid-Buenos Aires ida y vuelta, sino bastante más pasta. Ante la lentitud de internet y la deseperación de la búsqueda llamo a España a mi amigo Coco al que, después de contarle la historia, y por supuesto flipar, me ayuda a buscar por internet otro vuelo. Encuentra una ganga, seicientos y pico euros para salir de Madrid el domingo a las 20:30 (hora de España). Sería llegar a Madrid y coger (agarrar para los argentinos) otro avión hacia Argentina, pero, un momento, empiezo a calcular horas de vuelo + desfase horario y llego a la conclusión de que llegaría a Madrid a las 20:00 del domingo necesitando renovar el pasaporte y embarcar. Imposible. Cuelgo a Coco porque me va a salir la factura por un pico. Hablo con Aerolíneas Argentinas y me dicen que lo mejor es que cuando llegue a Madrid me vaya a una sede de Aerolíneas y vea si tienen alguna oferta de última hora. Además tengo un problema añadido, el lunes por la mañana mi familia sale hacia Patagonia, vuelo al cual ya no puedo llegar y que tengo pagado. Veré si puedo cambiarlo.


Me deprimo y empieza mi vagar pro el aeropuerto al estilo Tom Hanks. Encima tengo el jet lag y el cansancio encima, no sé si Soy Carlos Rilova de España o Víctor Navorsky de la República de Cracovia. Me han explicado que no soy un expulsado, sino un inadmitido y, textualmente que: "la fiuara jurídica que represento ahora mismo es complicada". Debo ser como un Nasciturus (concebido y no nacido) o algo así.


Me doy un megagarbeo, compro un par de cajas de Alfajores (dulce típico argentino relleno de dulce de leche y bastante empalagoso), compro periódicos y revistas y me voy a unos asientos del aeropuerto, empiezo a leer pero me doy cuenta de que estoy agotado, me tumbo en 4 asientos haciendo una especia de cama. Es súper incómodo. Son las 19:20, espero no dormirme muchas horas y encima perder el avión, así que me pongo el despertador a las 21:00. Un cuarto de hora después me empiezo a dar cuenta de que va a ser imposible hacer una cama al estilo Navorsky y sigo leyendo. Me doy cuenta de que soy un Zombie.

Cerca de las 21:00, decido volver a la salita donde debería "haber permanesssido, ¿no es sierto?" y nada más entrar me aborda la chica que hizo la sustitución de la anterior. Me pega la bulla diciéndome que han estado buscándome y que si estas situaciones no se manejan con cuidado puede crear incidentes diplomáticos y que soy un pasajero en tránsito de deportación,...Malvinas Argentinas, Diegol nos vengó contra la Pérfida Albión, bla, bla, bla,... (me empiezo a desconectar y hago como Hommer en el vídeo que os pongo más abajo)

Empiezo a poner cara de niño bueno para atemperar la situación y noto que en el fondo no le caigo mal. Al lado de la salita de embarque hay una cafetería-restaurante y le pido por favor que me deje ir allí a cenar algo. Ella accede con mi promesa de que sólo voy a estar allí o en la salita, ya que si no la puede caer una buena bronca.

Me meto en el restaurante y empiezo a pedir birras. Noto como mi ánimo sube. En el fondo esta será una historia para contar a mis nietos (y los que no son nietos :-))). Abro la caja de Alfajores e inicio la secuencia: Birra- Alfajor- Birra - Alfajor. Pido también empanadillitas y hago un par de llamadas a España hasta agotar la batería. ¡¡Viva la exuberancia irracional!!. Me dan las 11 de la noche y soy consciente de que no voy a dormir hasta que salga mi avión. Menos mal que tengo conmigo los 3 libros que había traído para todos los viajes por Argentina.

TO BE CONTINUED...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todavía me acuerdo que estaba en la boda de mi primo Toni, el de Cuenca (como Patts, Mapps, Guicuen & co) y no daba crédito a lo que contabas. Por cierto, podrías haber aprovechado que Dani lee este blog para contar que buscamos los vuelos en www.trabber.com jeje
Me hace gracia lo de birra-alfajor, cóctel explosivo, debiste dejar el estómago niquelado jeje